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OPINIÓN: Ni luchadores sociales ni presos políticos, beneficiarios de la corrupción

Por: Augusto Romero

La Guardia comunitaria de Cheranástico se anotó un 10 con la detención de tres normalistas egresados de Cherán que incendiaban un camión con carga comercial en la carretera que comunica a esa localidad con Carapan, ruta que ha sido escenario de numerosos actos de vandalismo y saqueo por algunos inconformes con la actuación de las autoridades estatales en el combate a la corrupción que imperaba en el sector educativo y, particularmente, en el manejo opaco e ilegal en el ingreso a las escuelas normales y la asignación de plazas.

En Michoacán estamos hartos de vivir con las amenazas, acciones ilegales y criminales de estos grupos, cada vez más reducidos por la firmeza de las autoridades, que delinquen tras la máscara de la protesta y la justicia social, que han mantenido a la economía, el desarrollo estatal en el rezago, ya no digamos de la manera en que tenían cautiva a la educación, para mantener sus privilegios y negocios turbios.

Recientemente se dio a conocer que la economía de Michoacán creció 3.9% este año, lo que refleja la recuperación de la confianza de los inversionistas, principalmente en el polo de desarrollo que es el puerto de Lázaro Cárdenas. Este repunte en la creación de empleos y en la actividad económica no sería posible sin la determinación del gobierno del estado y la federación para mantener libres las vías del tren e impedir bloqueos carreteros que por años mermaron el comercio.

Por eso es que la acción de la guardia comunitaria de Cheranástico en coordinación con la Guardia Civil es trascendental para que se entienda que en Michoacán las cosas ya no son iguales, que el Estado fallido se transformó en un estado de derecho, donde debe prevalecer la legalidad y, sobre todo, el interés de las y los michoacanos a vivir en paz y no como rehenes de delincuentes que se escudan tras las protestas, en muchas ocasiones de manera anónima y cobarde, para causar estragos a la población y al comercio.

De ninguna manera estos tres delincuentes, atrapados con las manos en la masa mientras incendiaban un vehículo, deben ser liberados, no se trata de ninguna detención ilegal, por el contrario, debe seguirse el procedimiento judicial que corresponda y la Fiscalía General del Estado no debe ceder a los chantajes de agrupaciones estudiantiles o magisteriales para liberarlos como se hacía en gobiernos anteriores.

El mensaje debe ser contundente: En Michoacán no hay tregua ni se solapa a los delincuentes.

Mientras delinquen se hacen llamar luchadores sociales, pro cuando les cae el peso de la ley se martirizan como si fueran presos políticos. Se nota que estos jóvenes y sus titiriteros no conocieron ni tienen idea de lo que fue la guerra sucia en México, periodo nefasto donde la dictadura enmascarada de gobierno democrático sí atacaba a verdaderos luchadores sociales, a quienes denunciaban las injusticias y desigualdades y combatían desde las aulas y las universidades con las armas de la razón y el conocimiento.

Estos remedos de provocadores no están a la altura de la historia de lo que ha sido la lucha por la justicia en México, son títeres de la ambición de líderes magisteriales y de una casta política que sigue empeñada en que Michoacán se estanque, porque en la nueva realidad del estado, donde comienzan a prevalecer la legalidad y el desarrollo, ellos, víctimas de su mediocridad, no tienen cabida.

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