Libre Expresión: Otro paso a la tiranía.

Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
Otro paso a la tiranía
“No son los tiranos los que hacen esclavos, son los esclavos los que hacen a los tiranos”. Arturo Pérez-Reverte (1951 -) Periodista y escritor español.
Este domingo primero de junio, pese al evidente fracaso por la baja participación ciudadana Morena y aliados han logrado aniquilar al Poder Judicial, darle un duro golpe a la incipiente democracia mexicana y por consiguiente, avanzar en la instalación de una tiranía.
Sabedores del fracaso, de que es mentira que millones de mexicanos lo pidieron, legisladores al servicio del poder en turno acataron la instrucción y no establecieron un porcentaje mínimo de votación para que la elección fuera válida, tampoco le dieron algún valor al voto nulo. Es un proceso que no tiene nada de democrático. Es un engaño, una farsa, un fraude de principio a fin.
Los resultados son contundentes y confirman el fracaso. A nivel nacional la participación ronda los 13 puntos porcentuales, es decir, votaron alrededor de 13 millones de mexicanos. En Michoacán fue peor, no llega al 11 por ciento, lo que equivale a menos de 350 mil votos.
En septiembre de este año, asumirán como jueces, magistrados y ministros una mayoría de feligreses del poder en turno, sin experiencia o de plano ignorantes, sin trayectoria en los juzgados, corruptos o con vínculos al crimen organizado.
La corrupción y el nepotismo se fortalecerán. Las consecuencias las pagarán los ciudadanos, todos, hasta esos que ahora son parte de Morena y partidos aliados y que se siente intocables.
Este primero de junio la mayoría de los ciudadanos que conforman el padrón electoral no acudieron a votar. Unos cuantos, con acordeones que les repartieron integrantes de las cúpulas partidistas en el poder o de los gobiernos federal o estatal, votaron sin conocer a ninguna de las opciones que presentaron las boletas.
Motivados por unos pesos o amenazados de que perderían algún beneficio si no acudían a votar, esos pocos le dedicaron de 15 a 25 minutos para llenar 11 boletas que, en el caso de Morelia, recibieron.
Lo peor está por venir con el agravante de que muchos mexicanos no se dan cuenta, es más, no quieren darse cuenta.
Este domingo la democracia, las libertades, los necesarios contrapesos del poder, han padecido una enorme derrota. Ha sido imposible evitar la impotencia, esa sensación de tristeza por la pérdida de conquistas que costaron años y sangre.
Conquistas por las que también lucharon varios de los que hoy son parte de esta mezcolanza llamada Morena. Desmemoriados o enamorados del pragmatismo que les permite lujos o de menos una chambita, optan por guardar silencio, por fingir que no pasa nada.
Retomar el rumbo correcto será muy difícil. Ante una oposición desarticulada, mayoritariamente incapaz, carente de ideas, sometida por sus oponentes a cambio de algunos pesos o posiciones, parece que la opción es que Morena se divida y autodestruya, como ya les pasó cuando estaban en el PRD, donde iniciaron la mayoría.
Se ocupa que despierte la oposición, que logren alianzas estratégicas para dar la batalla en el 2027., que se pongan de acuerdo con candidatos honorables, por lo menos que no sean tan evidentemente corruptos.
Se requiere también la participación consciente de los ciudadanos para equilibrar, de menos, la conformación de la Cámara Federal de Diputados; en caso, claro, que en las elecciones del 27 los votos ciudadanos todavía cuenten; es decir, que Morena y aliados no hayan aniquilado a los órganos electorales ciudadanos, actualmente ya doblegados.
El reto ciudadano es complejo. Baste analizar lo que pasó este primero de junio. Mexicanos inconformes con la elección judicial, sabedores de que es un contrasentido, se dividieron. Unos optaron por, pese a todo, acudir a votar por las pocas opciones de candidatos que no están sometidos a Morena y aliados.
Otros optamos por no votar, pese a esos buenos perfiles que están dando la pelea, para evitar legitimar esta porquería llamada elección judicial, para evitar respaldar la venganza de Andrés Manuel López Obrador y su empleada Claudia Sheinbaum Pardo que, además, quieren instalar su tiranía.
El camino es largo, las sensaciones actuales duelen, pero la lucha por retomar el camino de la democracia, de los contrapesos en el poder, debe darse.
Ojalá que pronto podamos ver la luz al final del túnel.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.