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La crisis del agua en Morelia: décadas de mala planeación y crecimiento urbano insostenible

Especial MoreliActiva

La capital del estado de Michoacán puede presumir que cuenta con tres campos de golf en zonas exclusivas de la ciudad y con una industria papelera pujante, y también que es una de las ciudades del país que mayor incremento sufrirá en el estrés hídrico en los próximos años. El llamado “Jardín de la Nueva España”, corre el riesgo en convertirse en un páramo seco y desolado.

En los últimos 20 años, las administraciones municipales y los gobiernos estatales en turno, han autorizado cambios de uso de suelo para desarrollo de proyectos inmobiliarios, varios de alta gama, que han representado una explotación incontrolable de los pozos y mantos freáticos.

Tres han sido las regiones en donde han crecido los proyectos inmobiliarios y de vivienda social: la salida a Quiroga, con el desarrollo de al menos 25 diferentes tipos de fraccionamientos de orden social, la parte oriental, en las faldas del cerro del Punhuato, con el crecimiento del proyecto Tres Marías y el sur, en la zona de Santa María y las comunidades de Jesús y San Miguel del Monte, con la expansión del proyecto
Altozano. Cabe señalar que tanto el proyecto Tres Marías, como el proyecto Altozano, cuentan con dos campos de golf, ambos certificados para torneos profesionales, entre ellos de la LPGA.

De media, se estima que el consumo de agua para un campo de golf oscila entre los 200 mil y los 300 mil m3/año. El suministro de agua en Morelia es uno de los problemas más acentuados, que mantienen a la ciudad al borde del colapso.

El Municipio se abastece de agua de pocas fuentes, incluyendo fuentes superficiales como el manantial La Mintzita y la presa Cointzio, así como de aguas subterráneas. En 2017, el OOAPAS estimó que se produjo un volumen de 83.02 millones de metros cúbicos de agua potable, procedente de la presa Cointzio (23.25%); de los manantiales Mintzita (36.12%), San Miguel (1.53%), Salto y la Quemada (1.28%), así ́ como de 122 pozos profundos (37.82%), aunque de estos sólo se operan normalmente 110.

De acuerdo con la información de OOAPAS se tiene reportado que el consumo de agua en la ciudad de Morelia proviene principalmente de fuentes superficiales y en segundo lugar subterráneas. Ahora bien, desde el 2019 se ha presentado una temporada acentuada de sequías que han agravado más el problema.

En el año 2019 se produjo un volumen superior a los 85 millones de m3 de agua potable y en la primera mitad del año 2020 apenas fue de 40 millones de m3, derivado de la afectación por la sequía que tuvieron las dos principales fuentes de abastecimiento, nos referimos a la presa Cointzio y el Manantial de la Mintzita.

En cuanto al otro tipo de fuentes con los que se cuenta para proporcionar el servicio de agua potable, los pozos, son más estables ante la sequía, pero su comportamiento sigue presentando un abatimiento constante y casi permanente, lo que se va agravando con el paso del tiempo.

Para brindar el servicio de agua de la población de Morelia, el OOAPAS opera una batería de 108 fuentes subterráneas, 4 fuentes superficiales y 71 estaciones de rebombeo, más 17 estaciones de bombeo pluvial, estaciones que en su conjunto consumieron en su operación más de 72 millones de kWh de energía eléctrica con un costo superior a los $190 millones de pesos (incluyendo IVA). Estos consumos representan alrededor del 99.5% del consumo total de energía en OOAPAS.

La expansión de nuevos asentamientos humanos al sur y el poniente de la ciudad, han llevado a la proliferación en la perforación de nuevos pozos, los cuales hace 30 años se excavaban hasta los 20 metros, pero ahora, con los nuevos desarrollos, alcanzan hasta los 150 metros de profundidad para extraer la misma cantidad de agua para consumo.

En el Estado de Michoacán, a pesar de que cuenta con importantes áreas de recarga y variados ecosistemas, se incrementa paulatinamente el “stress hídrico”, lo que reafirma la aseveración hecha por muchos de que el problema del agua no es sólo de su cantidad, sino de su calidad y distribución.

Los conflictos por el agua entre colonias, poblaciones, y fraccionamientos particulares con concesiones para aprovechar recursos hídricos se dan cada vez con mayor frecuencia; asimismo, previendo futuras presiones sobre el recurso por los desarrollos urbanos y demandas productivas se presentan contiendas políticas por su control entre grupos privados y con los organismos federales y estatales de control.

Michoacán es una entidad con más de 4 millones de habitantes, el estado ocupa el quinto lugar nacional de pobreza, tiene 113 municipios, el 11.4% de la población habita en viviendas sin servicios sanitarios ni drenaje; el 10% no cuenta con agua entubada. En cuanto a los recursos hidrológicos, se estima que en los últimos 100 años se ha perdido 70 por ciento de los cuerpos de aguas superficiales, lo que ha impactado el equilibrio ecológico de sus regiones, reduciendo en superficie y calidad del hábitat de innumerables especies acuáticas residentes y migratorias.

El panorama presentado nos enseña que los organismos encargados de la gestión del agua urbana en Michoacán enfrentan grandes carencias de toda índole para ofrecer a la población un servicio que responda a las normas mundiales de cantidad y calidad.

Asimismo, poseen una gran incapacidad de describir con exactitud la situación de las redes y el estado de atraso del resto de las áreas en que se encuentran, y como consecuencia la incapacidad de identificar prioridades para transformar y mejorar el sistema. Los reclamos de la población incluyen la carencia del servicio, el cobro excesivo, la mala calidad del agua (olor, color y sabor desagradables) hasta la que está altamente contaminada con sustancias como arsénico, etc.

De continuar el manejo del agua e esta manera, y la acelerada privatización que se está buscando por la falta de subsidios estatales, la población de menos recursos, que es la que no tiene capacidad de pago, verá afectada su salud de forma negativa, ya que el agua que reciba no será ni suficiente ni de buena calidad, cualesquiera de estas situaciones pueden conducir a estados patológicos de grandes grupos de la sociedad, sobre todo los más marginados.

 

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