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Crónica| Por la vida de madre e hija: comunidades bloquean carretera por desaparecidas en La Magdalena

RED 113 MICHOACÁN/Redacción

Tocumbo, Mich.- 15 de julio de 2025.- Desde las primeras horas de este martes, la carretera que conecta Los Reyes con Jacona, a la altura del crucero de Tocumbo, fue bloqueada por habitantes de distintas comunidades en un acto de desesperación: exigir la aparición con vida de María Graciela Pacheco Hernández, de 33 años de edad, y su madre, Sofía Hernández Barajas, de 57 años, vistas por última vez el pasado sábado 12 de julio en La Magdalena, comunidad ubicada entre Tocumbo y Cotija.

El bloqueo, que comenzó poco después de las nueve de la mañana, reunió a personas encapuchadas, con rostros cubiertos por pasamontañas, gorras y lentes oscuros. También se sumaron vecinos de Tocumbo y poblados circunvecinos, todos con una sola exigencia, respuestas del gobierno.

La tensión se siente al llegar al lugar. Entre los manifestantes hay silencio, rabia contenida y mucha indignación. Algunos portan pancartas, otros simplemente observan el horizonte de la carretera tomada. Un hombre con el rostro cubierto accede a hablar, aunque con cautela.

«Nos encontramos aquí, en el crucero del puente Tocumbo, entre los municipios de Los Reyes, Tingüindín y Tocumbo, por la desaparición de dos mujeres de La Magdalena. Son personas de bien, trabajadoras, conocidas en la comunidad. No entendemos por qué se las llevaron. Desde el sábado no sabemos nada de ellas y exigimos al gobierno que aparezcan con bien», comentó el manifestante.

Las fichas de búsqueda emitidas por las autoridades estatales describen a María Graciela como una mujer morena clara, de 1.60 metros de estatura, con un tatuaje de flor de loto en la cintura y una pluma en el pie derecho. Su madre, Sofía, mide 1.57 metros, tiene cabello canoso y fue vista por última vez con una blusa rosa floreada, licra negra y tenis.

«Hay denuncias ya presentadas ante la Fiscalía y ante búsqueda y rescate. No vamos a movernos hasta que el gobierno nos dé una respuesta. Si fueran personas delincuentes quizá uno lo entendería, pero son mujeres honestas, nunca se metieron con nadie», añadió el mismo manifestante.

Las horas pasan y la carretera sigue bloqueada. No hay paso ni para autos particulares ni para transporte comercial. Los habitantes afirman que no levantarán la toma hasta tener noticias concretas. Temen lo peor, pero se aferran a la esperanza.

En sus palabras, en su organización espontánea, en su rabia y miedo, hay algo más profundo, la urgencia de que el país deje de ser un territorio donde las mujeres pueden desaparecer sin dejar rastro.

La protesta no sólo cierra un tramo carretero; abre, de nuevo, una herida profunda en Michoacán, la de las mujeres desaparecidas, la de los silencios oficiales, la de los pueblos que, ante la inacción, se organizan y bloquean la carretera con un solo grito que resuena en toda la región: “¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos!”

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